¿Quién no quiere tener en su armario una prenda firmada por Versace, Karl Laerfeld o Valentino a un precio razonable?
A esta conclusión parecen haber llegado tanto creadores como cadenas de moda que, como una nueva estrategia para dejar de lado la crisis, han decidido unir fuerzas y enamorar al público más generalista con colecciones limitadas. Las ventajas parecen ser todas tanto para la industria como para el cliente.
Por un lado, éste último se hace con un producto de firma, más barato y, al ser una edición limitada, se asegura que no va a encontrarse con otros tantos iguales cada vez que lo lleve. En el caso de las firmas 'high street', se trata del momento perfecto para acercarse a potenciales clientes que, sin el reclamo del gran diseñador, es posible que nunca hubieran mostrado su interés en la marca.
Estas colecciones son pequeñas (por eso se denominan cápsulas) y tienen unas 20 piezas diferentes como mucho.